https://www.adnradio.cl/tiempo-libre/2019/07/08/a-toda-cuerda-concluyo-el-festival-clasico-del-eclipse-3924311.html

La Orquesta Marga Marga se presentó en la jornada final del encuentro de música de cámara realizado en La Serena.

A toda cuerda concluyó el festival clásico del eclipse

Por mera coincidencia, toda la afluencia de visitantes que recibió La Serena por causa del eclipse, se encontró con que en la ciudad se desarrollaba un encuentro de música de cámara. Fue la tercera versión de lo que se anunció como “temporada” Música de Cámara del Elqui, llevada a cabo del 1 al 6 de julio.

Y aquí es necesario aclarar conceptos. Una temporada se desarrolla a lo largo de un año, o puede ser un espacio de meses. Pero conciertos concentrados en un lapso acotado de tiempo ya entran en la categoría de festival. La instancia que organiza la Asociación Cultural Mismar debiese definirse en este sentido. Antes efectivamente era una temporada, pero ahora apostaron por un festival sin llamarlo como tal, en una ciudad que ya cuenta con otros festivales, como el Musicahora o los Encuentros Musicales de Verano. Sea, como sea, es otro signo de lo tremendamente musical que es La Serena.

El foco programático estuvo en conciertos dedicados exclusivamente a compositores chilenos, y por eso se contó con rutilantes intérpretes que se han dedicado a promover nuestra música. La jornada final, realizada en la sala MECESUP de la Universidad de La Serena, contó con la presencia de la Orquesta Marga Marga, dirigida por el incansable Luis José Recart.

Luis José Recart dirigiendo a la OMM. Foto: Felipe Monardes

 

Fueron seis obras las que entregó la agrupación de cuerdas de la Región de Valparaíso. Las tres primeras denotaban una conexión íntima con la canción popular, reflejado en un cuidadoso trabajo del aspecto melódico. Como apertura se escuchó “Último Viaje” de María Carolina López, que sumerge al auditor en una atmósfera cálida y nostálgica. El sensible material inicial da paso luego a un ritmo incesante que da la sensación de viaje. Es música para dejarse llevar, y que nos pasea por distintos carácteres.

Siguió “Alas de Alabastro” de Carolina Palacios, que contó con la participación del violín solista de Felipe Robles. En tres movimientos, aquí entramos en un mundo sensual y romántico. En el primero el violín tiene un rol similar a una voz solista de un coro, sin excesivo lucimiento técnico, sino que en plena armonía con el resto de las cuerdas. El breve segundo movimiento produce tensión entre solista y orquesta, mientras que el último nos sumergió en un estado de melancolía. Sirve como clímax emocional y bien logrado cierre del total. Totalmente empática la interpretación de Robles.

El solista Felipe Robles. Foto: Felipe Monardes

 

La música de Sergio Berchenko también posee esa aura de evocación de imágenes o emociones. Su estilo posee algo de cinematográfico y en eso, su “Desierto Florido” es un ejemplo paradigmático de su escritura. La pieza fue tratada con total compromiso por los arcos porteños, y Recart supo resaltar su impacto sonoro.

El punto fuerte del concierto fue el estreno de “Oboe Manifesto II” de Juan Manuel Quinteros, donde se sumó como intérprete otro incansable, el oboísta José Luis Urquieta. Como secuela de la anterior pieza, que era para oboe y cuarteto de cuerdas, triunfa con creces. El compositor logra sacar provecho de contar con toda una sección de arcos, reluciendo una amplia gama de colores, efectos bien dispuestos en la partitura, y siempre con un sentido de unidad. Urquieta, como es habitual, pone todo de sí para sacar lustre a cada detalle del texto musical.

José Luis Urquieta. Foto: Felipe Monardes

 

“Leeloo” de Valeria Valle es una de las piezas incluidas en el doble CD que publicó la orquesta no hace mucho. Es intensa, y ocupa recursos minuciosamente calibrados para dar con una impresión sónica enganchadora. Notable el pasaje de violoncello solo.

El cierre fue con una obra que no es un nueva, y ha tenido exposición en agrupaciones de todo Chile, las “Tres Visiones de un Sikuris Atacameños” de Carlos Zamora, quizás la obra más conocida del compositor calameño. Posee todas las características principales de su música, siendo la más esencial su evocación de su zona de origen, con melodías sincopadas, y una destilación de rasgos de la música de la etnia a la cual el propio Zamora pertenece.

Músicos de la Orquesta Marga Marga. Foto: Felipe Monardes

 

Una pequeña digresión: con todo lo que pasa en La Serena en materia musical y artística, realmente es un crimen que la ciudad no cuente con un teatro moderno, acondicionado acústicamente, y que pueda albergar todas las iniciativas que allí se están produciendo. Punto aparte es que el Teatro Municipal de la ciudad (cuyo tamaño es limitado) se encuentra cerrado debido al sismo de enero pasado. Hay que hacer algo.